miércoles, 8 de junio de 2011

Excélsior

Era una tarde lluviosa, yo y mi ordenador, mi ordenador y yo, frente a frente. Estaba ya harto de las redes sociales y de hablar con gente que ni siquiera conocía en persona. Mirando algún blog que otro, me encontré con uno que me llamó esplendorosamente la atención. El autor de ese blog parece estar muy interesado por un viejo palacete de indianos cercano a Luarca, una pequeña parroquia pesquera que se encuentra dentro del concejo de Valdés en Asturias.
Estuve tres días seguidos en los cuales lo primero que hacía cuando encendía el ordenador era mirar haber si mi querido amigo había actualizado el blog. Me pasaba noche y día navegando en la historia de ese viejo palacete abandonado. Cuánto mas fotos veía de él, más me enamoraba. Había descubierto el amor por Internet, cosa que hasta ahora me parecía prácticamente imposible. El palacete es inmenso, cuenta con dos minaretes con el tejado verde esmeralda y tres pisos con las ventanas y con las persianas destrozadas, lo cual denota el paso del tiempo. Su arquitectura indiana, me cautivó desde el primer momento que la vi. La naturaleza parece haberse amoldado al edificio, las enredaderas recorren sinuosamente la fachada como si quisiesen protegerla de cualquier elemento destructor. Su jardín recuerda al del famoso castillo de Sissinghurst, pero con 40 años de abandono. Sin duda, este palacete merece un sitio privilegiado dentro de mi aventurera mente.
Al parecer su fundador fue Manuel Méndez de Andés que en 1912 se fue a vivir con toda su familia procedente de Buenos Aires pero con raíces asturianas. Según la información que pude observar de mi compañero de viaje, el Señor Méndez de Andés tenía una fábrica de tabacos en Buenos Aires, llamada “La Abundancia”, excelente nombre para un buen vendedor como era él. Sus cigarrillos Excélsior dan nombre al palacete y a su jardín, todo ello llamado Villa Excélsior.
Fue poco el tiempo que estuve disfrutando yo sólo de este descubrimiento inesperado. Al cuarto día del nacimiento dentro de mi cabeza, llamé a mi primo Luis para contarle todo sobre este palacete, con todo detalle. Luis se quedó callado escuchándome. Al terminar me dijo buscaría ese blog y que me llamaría para darme su valoración. Le había dado información trascendental a mi primo, igual no lo tendría que haber hecho. Te quería sólo para mí, querida Villa Excélsior.

1 comentario:

  1. Aunque muy tarde, saludos de tu "querido amigo" desde el jardín de la villa. Te he colgado allí esta entrada y siento no haber sabido de su existencia antes. Abrazos.

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